Sí, sí. Habéis leído bien. Es una tarta de chocolate y piruleta. Bueno, vale, en realidad no lleva piruletas por dentro porque el palo sería un poco difícil de masticar, pero el relleno que preparé tenía exactamente ese sabor. Os acordáis de esas piruletas con forma de corazón que comíamos de pequeños... pues lo mismo, pero en tarta.
Era para mi sobrino mayor, que acaba de cumplir 8 añazos. Está hecho un hombre y hace dos días no sabía hablar, ni andar y mucho menos jugar con los Lego que ahora son su juguete favorito. Tiene de todos, de Star Wars, de Piratas del Caribe, del Llanero Solitario, y así podría seguir varias horas.
Como incluir todas esas colecciones en una tarta tan pequeña era una misión imposible pensé hacer una composición que reflejase su afición por este juguete y que a la vez fuera divertida y llena de color. Y éste fue el resultado.
El bizcocho es uno de los que preparo habitualmente, un 4/4 de chocolate y el relleno, como ya he comentado antes es una buttercream de pirutleta.
La receta del bizcocho la podéis encontrar aquí. Solo tenéis que añadir la misma cantidad del peso de los huevos de chocolate para postres fundido justo antes de incorporar la harina y batir hasta que esté completamente integrado.
Y ahora la buttercream de piruleta:
Ingredientes
250 grs. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
300 grs. de azúcar glas
1 cucharadita de vainilla en pasta
2 cucharadas de Kool-Aid de cereza
Ponemos la mantequilla cortada en dados en el vaso de la KitchenAid. Tamizamos el azúcar glas junto con el Kool-Aid sobre la mantequilla y añadimos la vainilla. Batimos todos los ingredientes durante 8-10 minutos, primero a baja velocidad hasta que se haga una especie de pasta grumosa y después a velocidad rápida hasta que quede cremosa y aclare su color.
Para el montaje de la tarta, cortamos el bizcocho en tres capas y le damos forma rectangular. Rellenamos las capas con la buttercream de piruleta y metemos una media hora en el frigo para que se compacte. Después cubrimos con el resto de buttercream y volvemos a refrigerar hasta que la buttercream se endurezca.
Cubrimos después con fondant de colores y decoramos al gusto.
Ahora solo queda saborearla y os aseguro que no os va a defraudar. Será como volver a recibir la paga del domingo e ir corriendo a la tienda a comprar chuches.