jueves, 20 de noviembre de 2014

Roscas fritas


No se si a vosotros también os pasa, pero cada vez más, tengo la impresión de que el tiempo pasa sin darme cuenta. No, no. No es que me haya levantado filosófica esta mañana, es que ya está aquí de nuevo Desafío en la Cocina

En esta ocasión nos han propuesto preparar un dulce frito de España y además que no fuera típico de nuestra Comunidad Autónoma, en mi caso Madrid. Desde el principio lo tuve claro. Iba a preparar alguno de los dulces típicos del pueblo de mi madre, Talaván, que está en la provincia de Cáceres en Extremadura.

Después de darle alguna vuelta a si preparaba cañas, pestiños, floretas o roscas, las últimas ganaron la votación ya que son las que más nos gustan. Además como la que las sabe preparar es mi madre, la he contratado de pinche y las hemos hecho entre las dos. 

Seguro que pensáis que las roscas fritas se preparan en todas partes, pero seguro que en cada lugar siguen una receta diferente. Yo os presto la que utiliza mi familia. Espero que os guste.


Ingredientes (para 6 docenas aproximadamente)

300 gr de aceite de oliva
Un trozo de piel de limón
1 cucharadita de anises
La ralladura de la piel de un limón
300 gr de zumo de naranja
150 gr de anís
4 huevos
450 gr de azúcar
1 y 1/2 kg de harina
2 sobres de levadura
2 litros de aceite de girasol (para freír)

Ponemos el aceite en un cazo junto con los anises y la piel del limón y calentamos para que el aceite se aromatice. Dejamos enfriar completamente. (Este paso lo podéis hacer el día antes)


Ahora en un recipiente bastante grande ponemos todos los ingredientes, salvo la harina ya que la vamos a ir añadiendo poco a poco. Primero echaremos un kilo, nos untamos las manos con aceite de oliva y empezaremos a amasar. Hay que integrar bien todos los ingredientes y la masa debe quedar blanda pero que no se nos pegue a las manos para poder formar luego las rocas. Vamos añadiendo harina hasta que consigamos esa consistencia.

Una vez que nuestra masa esté lista, ponemos en una sartén el aceite y la calentamos. En mi caso utilicé primero un litro y fui añadiendo más a medida que se iba consumiendo.


Aquí es donde vuestro pinche de cocina entra en acción. Vosotros podéis ir formando las roscas e ir echándolas en la sartén y el pinche se encargará de ir dándoles la vuelta y sacándolas del fuego cuando estén listas. También podéis hacerlo al revés... cada uno que elija la tarea que más le guste.

Para formar las roscas se hace una bola, se mete el dedo por el centro y se estira hasta que tenga el tamaño que os guste (tened en cuenta que crecen un poco al freírlas). 

Una vez formada la rosca se echa en la sartén y se fríe por ambos lados el tiempo suficiente para que no quede cruda por dentro y hasta que tenga un color dorado. Para saber si la habéis frito suficiente tiempo partid la primera por la mitad y mirad que la masa del centro esté bien cocida. Tampoco es conveniente freírlas demasiado porque os quedarán grasientas y un poco duras.


Una vez que las saquemos de la sartén las colocamos en un colador o escurre-verduras para eliminar el aceite sobrante. Pasados unos minutos las colocamos en una bandeja y dejamos que se enfríen.

En casa nos gustan así, sin más decoración. Pero si queréis darles un toque más dulce, y ser fieles a la receta original, una vez escurrido el aceite las podéis rebozar en una mezcla de azúcar y canela. 

Y ya las tenéis listas para comer. Eso sí, no olvidéis repartirlas con vuestro pinche, no vaya a ser que se enfade y no os vuelva a ayudar más.


Si queréis ver las propuestas de mis compañeros y conocer otros dulces fritos típicos de España, pasad por la página Desafío en la Cocina.


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